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Cortijo rural ecológico

Una vivienda rural con caballerizas en Colmenar.

La vivienda, diseñada para un conocido empresario amante de los caballos, tiene un emplazamiento singular en los terrenos.

La posición, encima de una pequeña colina, y la orientación del emplazamiento no son casuales. La posición dominante del territorio ofrece unas vistas espectaculares de las dehesas: ecosistemas derivados del bosque mediterráneo, con encinas y alcornoques, pastizales y matorrales, que forman un sistema agrosilvopastoral. Y las fachadas largas, convenientemente orientadas y sin ningún objeto próximo que le haga sombra en todo el día, permiten un aprovechamiento máximo del ciclo solar que influye directamente en el comportamiento bioclimático de la casa.

La edificación, concebida en un volumen sencillo y compacto, característico de las construcciones populares del medio rural del municipio, libera al máximo las zonas de terreno natural para que se abran hacia el cielo. Muros con gran inercia térmica y huecos estudiados en posición y en tamaño, cuya ordenación y verticalidad responden a principios de uso y temporalidad. El proyecto contempla valores culturales y ecológicos que invitan a habitar el espacio de manera íntima, como la recuperación de técnicas tradicionales en su construcción, el uso de suelo sin pavimento en exteriores y los olores de la vegetación elegida por el mismo arquitecto.

Las caballerizas, asociadas a la vivienda del mozo de caballos, se adaptan con naturalidad al modo tradicional de los asentamientos del medio rural en Andalucía, Sur de España.

Diseñadas con el mismo esmero que la vivienda del propietario, las caballerizas tienen un pavimento de ladrillo especial que tiene mejores prestaciones que el cemento rugoso y un techo con alero de más de un metro en fachada para que el caballo pueda asomarse y ser alimentado sin riesgo a mojarse.

El diseño de los boxes ha sido cuidadosamente pensado para la comodidad del animal. Son boxes del tipo aislado con una pieza inferior y dos cerrojos exteriores que facilitan al mozo el cierre, y otra pieza superior abierta para que el caballo sepa lo que sucede a su alrededor y que únicamente se cierra en días de inclemencias atmosféricas adversas. Las dimensiones interiores de los boxes -tres metros y medio por tres metros y medio por tres metros- facilitan el movimiento del caballo al acostarse y levantarse sin riesgo de percance. La entrada de luz, excelente, combate la oscuridad artificial que afecta la visión del caballo. Y la ventilación, con aire en movimiento y sin formación de corrientes, evita los trastornos bronquiales del equino.

Otras facilidades contempladas en el proyecto son los pesebres para los alimentos concentrados, del tipo movible. El recipiente para el heno, del tipo triangular curvo. Y los bebederos automáticos, en lugar de cubos que se voltean y ensucian con frecuencia, para que el caballo, animal de costumbres, pronto se acostumbre a las horas en las cuales tendrá el agua.