Overview
Autobiografía
Propuesta de definición de espacio libre.
Autobiografía: la actualidad donde pensarnos a nosotros mismos.
"Autobiografía" es el nombre elegido por Ignacio García para designar todas las operaciones incluidas en el proyecto de definición de espacio libre generado por la vía de conexión de nueva creación entre la Avenida de San Luis y el Paseo de la Castellana, y el entramado viario frente al parque lineal de la propuesta de ordenación urbanística de los terrenos liberados de la Estación Chamartín, recinto ferroviario de Chamartín, Madrid.
Descripción del lugar.
El área de intervención tiene una superficie total de diez hectáreas, sin edificación nueve y sin viario peatonal y de vehículos cinco. La zona se encuentra situada en ámbito urbano, en el extremo Norte de la propuesta de ordenación urbanística "Operación Chamartín" de Ignacio García. Por el interior, dos vías atraviesan la zona de actuación, configurando el eje urbano de dos carriles de sentido único que subdivide el área en tres plazas, llamadas Plaza Central, Plaza Oeste y Plaza Este.
Los edificios destinados exclusivamente a uso terciario, se proyectan con una arquitectura contemporánea, y se disponen de forma diferente en cada plaza. En Plaza Central, cuatro torres de quince plantas de altura, con paramento exterior acristalado y con dos ascensores panorámicos por torre. Y en plazas Este y Oeste, simétricas y opuestas, un bloque lineal acristalado de ocho plantas de altura en forma de U, con aparcamiento bajo rasante, cortado en tres piezas por un paseo peatonal circular de veinte metros de anchura.
Clima y suelo. Estudio paisajístico.
Dado que la propuesta solo incluye especies vegetales autóctonas ya existentes en la Villa de Madrid, no se detallan condiciones de clima y suelo.
El entorno es urbano, por lo que las vistas estarán constituidas por edificios. El "paisaje circundante", mediatizado por la naturaleza del terreno, como por las características del entorno, el estilo de los edificios, el uso, la orografía plana y la presencia del paso subterráneo de las vías de ferrocarril enterradas bajo la propuesta, son condiciones decisorias a la hora de establecer el estilo en que se resuelve la propuesta.
Diseño.
El proyecto atiende a la funcionalidad y a la sencillez en medios y formas; pero, ni la forma, ni la función "hacen plaza", únicamente la "vocación de construirse en lugar" lo consigue. El emplazamiento, de corte barroco, convierte el espacio libre en área peatonal de uso público.
El diseño está concebido en estilo geométrico, con una voluntad sistemática, ordenadora y abstracta, donde se producen efectos de simetría y juegos de líneas, dentro de los principios clásicos de la paisajística, mediante la ordenación del terreno, el empleo de elementos de arquitectura de jardines; así como, la introducción de formas plásticas y elementos arbóreos para fines muy concretos. El resultado es más escultórico que arquitectónico. Las columnas, mobiliario urbano de capital importancia en la propuesta, conforman la trama ortogonal.
Los valores de la propuesta, según la evolución histórica del concepto de espacio libre y zona verde, son muchos y variados. De Persia y Asiria, la propuesta introduce el elemento símbolo representativo del status social, económico y cultural. De Egipto, la regularidad formal. De Grecia, el carácter público, como lugar de enseñanza y meditación. Del mundo árabe, el diseño dinámico que aporta el agua con el doble efecto sonoro y confort higrotérmico; así como, el matiz intimista. Del Renacimiento, el marco en donde situar la arquitectura, con escaleras y rampas; y, como en Egipto, el deleite por la perspectiva escenográfica. Del Jardín Francés, jerarquía y orden. Y del Jardín Italiano, los juegos de agua y la escultura como complemento de lo vegetal, aquí por medio de enigmáticas columnas, exentas y no portantes.
Accesos y cerramientos.
Plaza Central tiene acceso, por cualquiera de sus cuatro lados, directamente desde la calle. Mientras que en sentido Norte-Sur es posible por todo el frente libre entre las torres, en sentido Este-Oeste solo es posible a través de dos pasos peatonales que cruzan el eje urbano. Mientras, la entrada principal de las torres está orientada hacia el centro de la plaza. El acceso a las plazas Este y Oeste se resuelve a través del paseo circular que atraviesa las plazas en sentido Norte-Sur y a través de dos pasos peatonales que cruzan el eje urbano. El acceso de los edificios, tanto desde la calle como desde la plaza, se realiza a través de un acerado de cinco metros de ancho que conforma el perímetro de las plazas. Los únicos cerramientos existentes son los propios edificios que delimitan el espacio libre de la propuesta, como elementos singulares de borde y límite.
Descripción de las partes. Antecedentes.
En los antiguos mercados, la gente solía reunirse alrededor de los árboles para desarrollar sus actividades. Lo más característico de aquellos espacios, era el fuerte olor de las mercancías que bajo ellas se vendían y el ruidoso clamor de la gente que allí se agrupaba.
Aceptando que el espacio se produce cuando materializamos un acto, se propone la construcción y enclave de columnas inspiradas en aquellos árboles, entendidas aquí como "máquinas productoras de actos humanos".
Como espacio generado por columnas, realmente excepcional, cabe mencionar la Iglesia de San Baudel de Berlanga, que se encuentra en la provincia de Soria, perteneciente al prerrománico español, en donde una columna, como una gigantesca palmera, genera el espacio interior.
Plaza Central.
El mobiliario propuesto en esta plaza es elemental, surge del pavimento, unas columnas de granito blanco y negro, diseñadas por el estudio. Útiles como bancos mínimos para sentarse en solitario o de dos en dos, pedestales para mirar y apoyarse, o puntos de encuentro. No tienen una función definida, sino que generan las condiciones para que el usuario los utilice como desee.
Las trescientas cincuenta y tres columnas que se encuentran en la plaza tienen sesenta centímetros de diámetro y se diferencian, únicamente, en altura. Las hay de veintiocho, cuarenta y nueve, ciento catorce y doscientos centímetros de longitud. Y solo una columna excepcional carece de altura porque se encuentra empotrada en el suelo. Todas las columnas se despliegan de modo aleatorio, invadiendo el pavimento por completo a partir de una trama ortogonal de ocho por ocho metros, salvo la columna excepcional cuya posición ocupa el centro geométrico del paseo circular.
Si Plaza Central es el lugar donde se cruzan, se enfrentan y se oponen las fachadas de las cuatro torres, un espacio de miradas y de posibilidades vitales, el suelo de este escenario es el plano que permite la unificación de todos esos enfrentamientos, el lugar donde se produce la síntesis cívica que justifica la existencia del espacio público.
El agua y la luz.
El agua en Plaza Central sale del suelo como una columna cristalina que se vaporiza dando lugar a reflejos fugaces que confunden los límites y contornos. Los surtidores empotrados en el suelo producen chorros de agua que forman un bosque. El murmullo, como el susurrar de las hojas, enmascara el ruido del tráfico y construye "un lugar dinámico" para el paseo y la conversación, en contraposición con los dos estanques de agua en reposo situados en plazas Este y Oeste, y lados de Plaza Central.
En cuanto a la luz, ésta acompaña al agua. Sube por el surtidor cuando éste sube y desaparece con él cuando cae. Se mezcla y convierte en un reflejo sobre el pavimento en Plaza Central, mientras que en las otras plazas, la luz, bien distinta a la primera, invita al descanso y a la meditación.
Orografía, caminos y elementos vegetales.
La superficie del terreno es prácticamente plana y los materiales varían en cada plaza. En Plaza Central el granito es blanco y negro, tanto en el surtidor como en la trama. Y granito gris en los intersticios. El diseño pretende recrear un estado de ruina de algo que pudo haber existido en otro tiempo y relacionar la propuesta con el mundo de la Arqueología.
La propuesta se identifica con los versos del poeta Mutanabbi en el siglo IX:
Vivís en mí moradas que dejaron tras de vivir en ellas. Yo no os dejo. Nada sabéis; mi corazón si sabe. Justo es llorar primero por vosotras.
Se trata del arte de las superficies. La plaza como dermatología general, donde la superficie se convierte esencialmente en "superficie de inscripción", del mismo lado lo no-visible y lo no-oculto, donde la superficie no se contrapone a la profundidad sino a la interpretación, como si de un levantamiento cartográfico se tratara. Convirtiendo el paisaje es un estado de alma, en palabras de Amiel.
En cuanto a caminos, salvo los que recorren los edificios como aceras, el paseo circular que atraviesa las plazas Este y Oeste, y aquéllos que rodean los estanques con escalinata y la isla de árboles, no se diferencia ninguno, potenciando el carácter isótropo que impone la propuesta en Plaza Central.
Esta isotropía confirma por qué son posibles las transiciones no dadas de antemano, pero coincidentes inevitablemente con los caminos que nosotros trazamos deambulando por la plaza y que no le preexisten, pero que, sobre todo, producen las conmociones a medida que las vamos experimentando.
Los elementos vegetales se conciben bajo las leyes de la composición para jardines. Se respetan las condiciones indispensables de unidad, contraste, debida proporción, sensación de equilibrio, escala y trazado. Se introducen especies varias para distintos fines. Podemos encontrar árboles, plantas de flor y arbustos de diversas especies. El entorno y la climatología determinan su elección. Igual que los caminos son mínimos y están orientados en sentido práctico para favorecer el acceso cómodo a la edificación. Los árboles aportan sombra y se encuentran alienados en tres filas hacia el interior de la isla arbórea, siguiendo la trama ortogonal, agrupados bajo un orden de simplicidad y economía en masas de vegetación. Las áreas de arbusto y de flor en el interior de la isla dan reposo a la vista y salvaguardan al paseante del entorno urbano.