El compromiso del campo de golf diseñado por el arquitecto español de campos de golf Ignacio García en Dolores (Caibarién, Cuba) relativo al respeto, conservación y mejora de los recursos y patrimonios naturales, culturales, históricos y sociales de su entorno y la mejora de la calidad de vida y el desarrollo sostenible de la comunidad en la que se asienta, es uno de los puntales de la inversión y un sello de identidad del estudio de arquitectura (fundado por el arquitecto) que ha proyectado todos los objetos de la inversión: «Ignacio García Golf Arquitectura».
Según el arquitecto, la arqueología representa sólo una fracción de los lugares y características que pueden darse en el campo.
La mayor parte de los campos de golf tienen la posibilidad de contener en su interior puntos de interés histórico.
Ignacio García añade que «uno de los puntos de comienzo que mi estudio de arquitectura atiende en todos los proyectos que desarrollamos allí donde se encuentra nuestro cliente, es llevar a cabo la revisión de la herencia histórica para identificar los límites precisos y la naturaleza de los lugares arqueológicos o características de paisajes históricos. Así obtenemos unas bases valiosas sobre las cuales revisar las opciones de diseño, desarrollo y gestión». Cualquier yacimiento subterráneo puede resultar dañado por la compresión causada por el peso de la maquinaria pesada, al remover maquinaria pesada o al plantar vegetación.
En el caso de Dolores, donde las ruinas de patrimonio cultural son independientes del campo de golf, aunque la entidad inversionista evalúa la posibilidad de emprender la rehabilitación de las ruinas para que formen parte de la inversión, Ignacio García asegura que «las prescripciones técnicas que adoptaremos en la rehabilitación de la ruina del Ingenio y su adecuación al Campo de Golf y Casa Club de nueva planta y nivel internacional que hemos diseñado, serán consensuadas con la Oficina de Monumento y Sitios Históricos, Centro Provincial de Patrimonio Cultural Villa Clara, con quien estamos en contacto por mediación de la entidad inversionista cubana».
La ruina del Ingenio Azucarero está constituida por una construcción doméstica de la segunda mitad del siglo XIX, periodo colonial, vinculada a la industria azucarera. Forma parte de una unidad edificatoria compuesta por la casa vivienda del dueño del ingenio, la torre mirador y restos del torreón y baluarte defensivo.
Nuestra intervención propone respetar los valores singulares de la ruina, afirma el arquitecto español.
«El valor socio-testimonial excepcional de los restos del torreón vigía y en menor grado del baluarte defensivo y soportal de la casa vivienda… El valor paisajístico excepcional de la torre mirador y restos del baluarte defensivo, ambos adosados al paisaje… El valor añadido de hito arquitectónico atractivo, a mi juicio, de la torre vigía para el lugar, instalaciones de golf y municipio… Los valores arquitectónico, histórico y arqueológico advertidos en el portal frontal, corrido con cubierta inclinada, apoyada sobre columnas; único elemento de influencia neoclásica en la composición y fachada… Y, cómo no, la integridad de la torre vigía que, a pesar de haber perdido la escalera, se encuentra en buen estado de conservación», asegura Ignacio García.
Siguiendo las indicaciones de la Dirección Provincial de Planificación Física de Villa Clara (DPPF VC), Departamento de Ordenamiento Territorial y del Turismo, la propuesta preservará un área de cinco metros alrededor de las ruinas y restos de la casa vivienda que se mantendrán bajo régimen urbanístico de «no edificables».
Asimismo se posibilitará el acceso de la población hasta las áreas conformadas por el conjunto de la vivienda y la torre vigía; y se conformará un área libre exterior al campo y vinculada al monumento desde el punto de vista visual que quedará al servicio de la comunidad para sus actividades.
En cuanto al acceso principal al Campo de Golf, éste será desde el frente de la casa vivienda, quedando ésta frente al mismo y dentro del área cercada para la inversión. Finalmente, se preservará cualquier resto que pueda ser encontrado durante el proceso de ejecución que constituya evidencia arqueológica industrial asociada al periodo colonial y evidencia arqueológica de las culturas aborígenes.
