El golf, unas veces, objeto de deseo por los seguidores de este deporte y por las comarcas cercanas que ven sus campos como fuente de ingresos gracias a un turismo de cierto nivel económico. Otras veces son fuente de controversia, por sus detractores que ven en los campos de golf un problema de sostenibilidad medioambiental por los recursos hídricos de nuestro país, lo cierto es que en España existen más de 300 campos de golf repartidos en los cuatro Puntos Cardinales.
«El diseño de campos de golf, un proceso complejo, más allá del deporte».
Es un reportaje con fotografías en portada, en el editorial y en páginas interiores de uno de los campos de golf diseñados por el arquitecto español de campos de golf Ignacio García, publicado en la revista profesional para empresas de jardinería «Jardineros», que se centra en el trabajo que llevan a cabo los profesionales que trabajan en el diseño, desarrollo y mantenimiento de los campos de golf. Éstos son además conscientes de que trabajan en un sector que se ha convertido en un evento que va más allá del aspecto deportivo. Se trata de punto de encuentro de relaciones sociales, empresariales, se trata también de importantes espacios de ocio y de negocio.
En palabras del diseñador de campos de golf Ignacio García, fundador de Ignacio García Golf Arquitectura, la práctica del golf se ha convertido en España en un fenómeno pluridimensional que excede de lo meramente deportivo. Sus diversas implicaciones deportivas, turísticas, territoriales y medioambientales han adquirido unas dimensiones considerables.
En la actualidad un campo de golf ya no sólo debe garantizar una serie de condiciones físicas que le hagan apto para la práctica de este deporte. Ahora debe dar cabida a todo tipo de jugadores, desde el profesional hasta el principiante, ofreciendo unas medidas de seguridad óptimas tanto para los jugadores como para demás personas que trabajen dentro de las instalaciones del complejo e, incluso, mantener la seguridad en los exteriores del mismo: es decir, casas que pudiera haber alrededor, carreteras, etc.
Tal y como indica Ignacio García, «ya no es suficiente que el campo aúne belleza y funcionalidad con mejora y respeto al medio natural, sino minimizar el mantenimiento y los impactos medioambientales. Ahora, más que nuca, un campo de golf genera valor en la marca de los destinos. Su relevancia territorial atrae igual a un turismo específico que universal».
El proceso de diseño.
El diseño de un campo de golf es un proceso arduo y laborioso al igual que su ejecución. En esta primera fase, la del diseño, la figura clave es la del diseñador. Será él quien realice el trazado y distribución de cada pieza que interviene en el campo, y es él quien además, dirigirá al resto de profesionales miembros del equipo técnico. Para comenzar a trabajar, antes deben realizar un reconocimiento del emplazamiento que va a acoger el futuro nuevo campo de golf.
Para el diseñador Ignacio García, «se comienza reconociendo un terreno y el diseño se convierte en un desafío. Raras veces el emplazamiento de un tee, una calle o un green responden a otras razones que no sean las que brinda el terreno».
El lugar elegido.
La elección del terreno que va a ocupar y que ocupa un campo de golf no es el resultado de la casualidad. Siempre son parajes que están llenos de belleza pero también cumplen una serie de importantes requisitos para que el resultado sea un campo «jugable» y sostenible.
Así lo pone de manifiesto Ignacio García, «el emplazamiento de un campo de golf es la clave de su destino, al tiempo que un medio para el desarrollo sostenible de la instalación», puesto que un campo sólo puede llevarse a cabo en terrenos cuyos condicionantes físicos, ambientales y paisajísticos así lo permitan. La elección depende de la aptitud de los terrenos, por este motivo el estudio previo del lugar elegido es muy importante. El campo de golf debe ser respetuoso con el medio ambiente, garantizando la repoblación de las especies vegetales del terreno que alberga y la creación de nuevos hábitats.
Existen factores, como los recursos hídricos, que resultan de gran valor debido a su escasez.
En este caso, es importante hacer hincapié en que, los caudales de agua destinados al consumo humano no se utilizan para el riego de los campos de golf. Por tanto, la autorización del organismo de cuenca requiere un emplazamiento que garantice suficiencia, calidad y procedencia de las aguas de riego. Y, por último, el terreno escogido debe tener una superficie mínima dependiendo del tipo de campo de golf que se quiera realizar.
La ejecución del proyecto.
En esta parte del proyecto intervienen ingenieros agrónomos, arquitectos, maquinistas, peones de obra, shapers o moldeadores, paisajistas, ingenieros técnicos en topografía, entre otros, siempre bajo la dirección del diseñador.
Tal y como señala Ignacio García, «no existe un método constructivo único para la ejecución de un campo de golf. Los factores que intervienen en el proceso suelen ser distintos. Quizá por ello no existen dos campos de golf iguales. Será el sentido común y la profesionalidad de los intervinientes lo que dicte las pautas a seguir».
Así, en cada proyecto se decide la mejor estrategia. El orden en el que se realizan las operaciones no es necesariamente secuencial y algunas se solapan en el tiempo.
Según explica Ignacio García uno de los trabajos más importantes será el movimiento de tierras. La excavación de tierra vegetal se almacena en lugar conveniente, hasta que se recoloca en el campo. Los desmontes y terraplenes necesarios para conseguir la topografía modificada de un campo de golf no son los únicos movimientos de tierras que requiere la obra. Pequeñas excavaciones, aperturas y cierres de zanjas y pozos, se emplean en la ejecución de cauces y embalses de agua, riego, drenaje o modelado. Y continúa explicando que, paralelamente a la instalación de los drenajes y el riego, se realiza la construcción de greenes, tees y bunkers o trampas de arena.
Respecto a la vegetación existente, aquella que no interfiere en el juego se incorpora al diseño en áreas o grupos y la que interfiere, se vuelve a plantar en lugares fuera del área de juego. Mientras tanto, la siembra se realiza dentro de las fechas que se estimen oportunas, ya que tanto la preparación del suelo, mediante enmiendas orgánicas y minerales, como el riego, aseguran el establecimiento de las plantas. Independientemente del ritmo de la obra, se plantan árboles y arbustos que completan el paisajismo del campo.
La ejecución quedaría terminada con la construcción de las edificaciones complementarias como las instalaciones de mantenimiento y maquinaria, Casa Club, los vestuarios, etc., que se rigen según su propio programa.
El mantenimiento del proyecto.
Una vez terminada la ejecución total del proyecto queda otra labor no menos importante que las anteriores: el mantenimiento del campo. Esta tarea, por supuesto, también recae en manos expertas y profesionales. El estado óptimo del campo de golf es imprescindible para su futuro éxito.
Uno de los trabajos más importantes en este apartado es el de la siega. Si bien es verdad que las especies de césped que se utilizan en la actualidad son el resultado de años de investigación, y que dichos frutos han dado como resultado especies más resistentes y con menores exigencias de mantenimiento, es necesario su cuidado.
Tal y como señala Ignacio García, cortar el césped es un proceso traumático para la planta.
Esta práctica requiere el empleo de una maquinaria en perfecto estado. En un campo de golf cada zona de uso tiene una altura de corte recomendada, del mismo modo que cada especie también la tiene. Por otro lado los tratamientos fitosanitarios que protegen a las plantas de plagas y enfermedades, eliminan también las hierbas que aparecen en la arena de los bunkers.
García también apunta que «en la actualidad, mantener un sistema de riego moderno es cómodo». Hoy en día existen sistemas inteligentes de programación de riego, con estación meteorológica de control, que aseguran la correcta gestión del agua. No sólo aportan la cantidad justa que necesita el césped y suspenden el riego si hay una precipitación significativa, también informan en tiempo real de las características del agua. La comprobación regular del sistema de riego minimiza las fugas.
Otra serie de trabajos que se realizan son los verticuts, el spiker o pinchazo, el recebo, la poda de árboles y arbustos, mantenimiento y limpieza de lagos y embalses, etc. En este apartado es muy importante hablar del Greenkeeper. Su misión es coordinar y supervisar a todos los trabajadores de mantenimiento para que hagan las tareas oportunas. Es la persona encargada de realizar el plan anual de mantenimiento y de la actividad diaria, así como de supervisar las compras y los pedidos necesarios para el mantenimiento. También se encarga de resolver todos los problemas de enfermedades, dar las dosis de fertilizantes y todos los tratamientos necesarios. En él también recae la responsabilidad de representar al equipo de mantenimiento en la junta de un campo de golf y de mantener el contacto con el gerente.