Ignacio García, diseñador de campo de golf en la Costa del Sol desde 1998, comentó a uno de los periódicos más populares de la costa, Málaga Hoy, las razones por las que «el Turismo de Golf se ha convertido en uno de los más apreciados del litoral malagueño. Un lugar en donde cada vez hay más campos y más afluencia de foráneos».
Los campos de golf crecen como setas en la Costa del Sol pero pocos españoles juegan en ellos.
Basta con mirar bien a través de las ventanillas del automóvil cuando se transita por la N-340 para observar, sin ningún margen para la duda, que la Costa del Sol dispone de un buen número de campos de golf. Si además se indaga más allá de los márgenes de la carretera se puede comprobar que hay aún más campos. Es fácil entender por qué algunos ya hablan de la Costa del Golf. No hay municipio de la costa que no cuente con, al menos, un campo. De hecho, el fenómeno ya ha dado el salto al interior. Ciertamente es un nuevo tipo de turista, el jugador de golf, quien juega en tantos campos como hay en la provincia. Por supuesto que hay malagueños, andaluces y españoles que practican este deporte, pero es el turista de golf el que sostiene todas estas instalaciones. Málaga con más de 30 campos, concentra más de la mitad de la oferta andaluza. Aún más, en la franja entre Mijas y Estepona existen 20, sin contar los que están en construcción o en proyecto.
La clave de toda esta eclosión de hoyos, que ha llenado de césped nuestra costa, está en los jugadores extranjeros. Sólo una cuarta parte de los que practican golf en la provincia son jugadores nacionales. El perfil típico de esta clase de turista es el de personas de alto poder adquisitivo, de nacionalidad británica o alemana y que permanecen entre dos días y una semana en la costa. Es habitual que los hoteles oferten paquetes conjuntos de residencia y campo, ya que tienen acuerdos con las empresas locales para facilitar así a sus clientes el poder jugar desde el primer momento de su llegada. También es cada vez más común que se alquilen apartamentos y villas mediante inmobiliarias que igualmente tienen realizadas reservas en campos. El turista de golf suele realizar un recorrido sencillo: del aeropuerto al taxi, del taxi al hotel, del hotel al campo y vuelta.
-¿Por qué vienen a nuestra costa?
-Está claro que no es por las playas, ya que rara vez las pisan, ni tampoco por conocer gente, puesto que casi todo el tiempo de sus estancias lo pasan en el césped de los campos, entre green y green. La clave está en las horas de sol de las que disfrutamos en invierno, porque no son los meses de verano los preferidos por los golfistas, sino los de otoño e invierno. Al contrario de lo que se podría pensar, es en septiembre cuando comienza la temporada alta, que dura hasta febrero.
-¿Y qué se le ofrece?
-Pues lo que vienen buscando. El jugador busca campos que le hagan sentirse integrado en la naturaleza y que tengan recorridos que resulten gratos. Obviamente, también prefiere campos cuya dificultad no sea excesiva, pero tampoco fáciles. No significa que los campos no sirvan para competición, bastaría con acondicionarlos estrechando las calles, por ejemplo. También se incorporan elementos de diseño cada cierto tiempo para que el jugador no se canse del campo. Uno de los atractivos de los campos de la Costa del Sol es el contraste entre las zonas arboladas y las vistas al mar. El jugador agradece que haya belleza en el campo, donde al fin al cabo pasa bastante tiempo. Otra táctica es ampliar los servicios que se ofertan en el club de golf, incluso su ampliación a club de campo con pistas de tenis, piscina, campo de crocket, etc.
-Por último, ¿cuáles son las nuevas tendencias de diseño?
Mayor naturalidad de los recorridos.
-Como en todo, también el diseño de campos de golf tiene cambios y evoluciones. Hoy se busca respetar al máximo el entorno y que el campo tenga cierto aire agreste, que resulte natural y no artificial. Los recorridos arbolados son preferidos en la actualidad tanto por los jugadores como por los diseñadores.